Sintra se encuentra ubicada en la Sierra de Portugal, a escasa distancia de la capital portuguesa, se extiende desde el cabo de Roca hasta la ciudad de su nombre, en una longitud de diez kilómetros por siete de ancho. Es una ciudad muy antigua y está especialmente concurrida en la estación estival, por sus indicutibles atractivos turísticos que son, en definitiva, vestigios de una época en la que Sintra fue residencia real.
Además de pasatiempo para los reyes de Portugal, ha sido a lo largo de los siglos un punto de encuentro entre ricos comerciantes europeos y muestra de ello son algunas de las mansiones construidas en las faldas de sus montañas, propiedad de algunos de ellos o de sus descendientes.
Entre sus monumentos merecen especial mención el Castelho dos Mouros y el Parque y Palacio da Penha.
El primero de ellos, Castillo de los Moros en español, es una fortificación militar del siglo IX, época de la ocupación musulmana del territorio peninsular. Debido a su posición privilegiada para vigilar la línea de costa, su función sería la de atalaya. En el recinto del castillo podemos encontrar la Puerta de la Transición, un pasaje secreto hacia el exterior de la fortaleza que permitiría la fuga o la entrada de refuerzos, la Torre Real, a la que se le denominó así por ser el sitio preferido de Don Fernando II para pintar, la Alcazaba, que fue residencia del Alcaide en la época musulmana. Esta última era la zona noble del castillo, preparada para ser el último reducto que resistiría a cualquier ataque, venido del exterior como del interior de la fortaleza.
La Casa de los Cabelleros, que podría haber sido la casa de la guardia con unja estructura original de tres pisos; La Iglesia de San Pedro de Canaferrim, primera iglesia parroquial de Sintra edificada en el siglo XII tras la Reconquista de Don Alfonso Henriques en 1147; El Memorial u Osario, construido en el siglo XIX para recibir los cuerpos exhumados del atrio de la antigua Iglesia durante la realización de la campaña de restauración, o los Silos, unas excavaciones en la roca utilizadas por los Moros para almacenar cereales y que a partir de la conquista cristian (en el siglo XII) se utilizaron como basureros del pueblo, son otras de las paradas que el visitante deberá realizar a lo largo del recorrido de la gran muralla del castillo.
El Palacio da Penha y el parque en el que éste está enclavado son la expresión máxima del Romanticismo del siglo XIX en Portugal. COntituyen el marco más importante del Paisaje Cultural de Sintra-Patrimonio Mundial. El Palacio integra un salón noble, el más grande del edificio y que habitualmente se utilizaba para recepciones. Se le conce como Salón de los Embajadores o del Billar. La capilla del palacio es parte original del antiguo monasterio de los monjes Jerónimos, que poseen un enorme convento en Lisboa. El Tritón, un pórtico alegórico de la creación del mundo, alberga la figura de medio hombre y medio pez, en una de las zonas más fotografiadas del palacio.
Otros elementos del recinto son las garitas, de variadas formas y hechuras, el claustro Manuelino, el Salón árabe, el atelier del rey Don Carlos o la terraza de la Reina, de grandes dimensiones y con espectaculares vistas hacia el monte y la muralla del Castelho dos Mouros que se encuentra a escasos metros frente a la residencia real.
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