La isla de Madeira, está situada en un punto estratégico del Atlántico, bañada por las aguas del Golfo, que hacen que los veranos sean cálidos y los inviernos suaves, dotando a esta isla de un aire paradiasiaco que la diferencia del resto de destinos del país. Y no sólo el clima la convierte en destino ideal para cualquier época del año. La simpatía de la gente que habita este archipiélago también harán de tu estancia unas vacaciones de ensueño.
Así mismo, la isla de Madeira es conocida por su entorno natural, con su famoso Bosque Laurisilva, que ha sido clasificado por la UNESCO como Patrimonio Natural Mundial. Este entorno natural facilita la realización de actividades de ocio. El clima templado, unido a temperaturas del agua que no suelen bajar de los 17º C, invitan a mantenerse activo realizando todo tipo de actividades como pueden ser navegar, pescar, hacer esquí acuático, nadar o realizar deportes subacuáticos, entre otras.
Además, la isla de Porto Santo es muy famosa por sus más de 9 km de longitud de playa de arena dorada, donde podrás disfrutar de la mayor tranquilidad posible. Así también puedes visitar las deshabitadas Islas Desertas y Salvajes, que suponen una reserva biogenética donde podrás encontrar especies únicas como la Foca Monje, la más rara del mundo. Igualmente podrás encontrar especies florales raras en el planeta en estas islas.
Pero Madeira no constituye unicamente un paraiso en el que disfrutar de su clima y playas. También encontrarás tradición y costumbres, que quedan reflejadas en sus monumentos, museos e iglesias, en los productos típicos de la tierra como el vino, o en sus famosos bordados de Madeira.
Para llegar a las islas de Madeira puedes hacerlo tanto en avión como en barco. Dispones de los aeropuertos de Madeira y Porto Santo, al igual que ferrys que pueden llevarte desde la península a alguno de los puertos de los que dispone el archipiélago.
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