Lisboa




En el pasado, una serie de devastadores terremotos y la pérdida del Imperio dejaron la ciudad en un estado bastante deteriorado, pero gracias a la influencia del comercio en el  siglo XXI, y la influencia de la entrada del Euro en el país, han logrado que la ciudad recupere paulatinamente su estatus.

En torno a la década de los 90 se decidió invertir en un rejuvenecimiento de la ciudad, y esta apuesta por el futuro ha dado como resultado la mayoría de los atributos y atractivos más destacados de la ciudad en la actualidad. La infrastructura también ha experimentado una mejora, con construcciones como el impresionante puente de Vasco de Gama que atraviesa el Tajo y que une el aeropuerto de la ciudad con la red nacional de autopistas, facilitando de esta manera el acceso desde la ciudad a otros puntos del país.

A pesar de que gran cantidad de lo que puedas encontrar es relativamente nuevo, la ciudad todavía conserva antigüedades de gran valor, que dotan a la ciudad de un aire encantador.

Puedes encontrarte con una pintoresca y sugerente parte medieval en el barrio de Alfama, con abigarradas calles bordeando el famoso castillo de Sao Jorge. También puedes dar un paseo en los históricos tranvías de madera que suben y bajan ruidosamente por empinadas colinas, atravesando calles decoradas con mosaicos y llenas de los típicos art decó cafés. Muchas de las reliquias de la edad dorada de Lisboa se perdieron con el terremoto de 1755, sin embargo, algunas han sobrevivido y son hoy en día atracciones turísticas muy populares.

En realidad, el eje principal de la ciudad es la Avenida da Liberdade. Repleta de cafés, hoteles y tiendas exclusivas, parte desde Rossio hasta el Parque Eduardo VII. Pasando el parque encontraremos el Museu Clouste Gulbenkian (Avenida de Berna 45, 217 823 000), que alberga una colección de refinado arte Oriental y Occidental.

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