Historia de Portugal




Las fronteras de Portugal tal y como las conocemos hoy en día se establecieron aproximádamente en torno a 1267. La parte de la península Ibérica que se conoce actualmente como Portugal fue ocupada por un pueblo conocido como los Lusitanos, aunque esta región también fue invadida por otras culturas como los romanos y posteriormente por los moros, permaneciendo bajo su control hasta el siglo XI, cuando Fernando, monarca del Reino de León y Castilla, conquistó gran parte del territorio.

La monarquía española consiguió retener su independencia en el siglo XX, excepto durante el periodo de 60 años en el que el país estuvo gobernado por los Habsburgo españoles. Anteriormente, una de las principales figuras durante este periodo fue el Príncipe Enrique de Avis y Lancaster, cuyas principales hazañas fueron las conquistas de Madeira y la Azores. Uno de los visitantes más reconocidos de Madeira fue Cristobal Colón, que se casó con una de las hijas de un gobernador de la isla y vivió en Porto Santo durante un tiempo. La isla sobrevivió a una breve serie de invasiones de piratas franceses en 1566, pero en 1580, junto con el resto de Portugal, se mantuvo bajo el dominio de gobernadores españoles.

En el año 1910, el Reino de Portugal dio el inusual paso de convertirse en República. Sin embargo, cambiar el estado político del país ha tenido una serie de consecuencias devastadoras: una sucesión de 8 presidentes, 44 gobernadores y una economía inestable.

No obstante, la fuerza militar respondió tomando el poder con una dictadura que duró durante décadas. Antonio Oliveira Salazar, el dictador que fue puesto al poder, estuvo influenciado por el fascismo populista de Benito Mussolini en Italia. Bajo el mandato de Salazar, Portugal se mantuvo al margen de la Segunda Guerra Mundial, manteniéndose como país neutral.

Posteriormente, Portugal estuvo gobernada por una junta militar izquierdista liderada por miembros del Movimiento Das Forcas Armadas, los instigadores de la revolución, mientras que nuevos políticos reemergían y se cristalizaban alrededor de los Partidos Socialista y Comunista y del Partido Democrático Popular de la derecha.

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